URDIMBRES
y SUTILEZAS
URDIMBRES
y SUTILEZAS

¿Quiénes somos? ¿Cómo somos? Son preguntas que han cobrado fuerza desde nuestra Independencia y en momentos críticos nos han cuestionado como sociedad. Esta reflexión sobre nuestras identidades ha tenido lugar también en nuestra literatura.

Después de la Guerra del Pacífico (1879-1883) se busca reconstruir el país a partir del reconocimiento del sujeto indígena como identidad primordial de la nación.

En sus obras, Ricardo Palma, Clorinda Matto, Manuel González Prada y José Carlos Mariátegui motivan debates que trascienden en el tiempo preguntándose qué es y cómo debe ser la nación.

Posteriormente, otros escritores y pensadores representan a las diversas identidades y sus vínculos con el territorio. Así, el último periodo de violencia política (1980-2000) es explorado para denunciar, reflexionar o sensibilizar.

KACHKANIRAQMI

¡Sigo siendo! ¡Aún estoy vivo! es una expresión quechua con la que José María Arguedas (1911-1969) explica su sentir y su obra. En ella representa el universo andino en un contexto de creciente modernidad, opresión cultural y desigualdad.

Vivió su infancia entre hacendados e indígenas en Apurímac y Ayacucho, donde lo marcaron las penurias y la sensibilidad de los indígenas. Estas vivencias determinaron su creación literaria, donde constantemente se pregunta sobre las identidades.

También se dedicó a la antropología y a la educación: recopiló y estudió mitos, leyendas, relatos, canciones, danzas y fiestas populares de muchas regiones del Perú. La obra de Arguedas invita a pensar en cómo se construye el país, cómo son las relaciones entre los mundos andino e indígena y el mundo urbano. ¿Cómo es nuestro presente en un país de tantas culturas?

UNIVERSO ARGUEDAS
Esta aplicación contiene fragmentos y portadas de algunos libros del autor, también audios vinculados a ellos. Descúbrelos en algunas de las ventanas de este vitral.

EL ZORRO DE ARRIBA: AHORA HABLAS DESDE CHIMBOTE; CUENTAS HISTORIAS DE CHIMBOTE. HACE DOS MIL QUINIENTOS AÑOS, TUTAYKIRE (GRAN JEFE HERIDA DE LA NOCHE), EL GUERRERO DE ARRIBA, HIJO DE PARIACACA, FUE DETENIDO EN URIN ALLAUKA, VALLE YUNGA DEL MUNDO DE ABAJO[…] OYE: YO HE BAJADO SIEMPRE Y TÚ HAS SUBIDO. PERO AHORA ES PEOR Y MEJOR. HAY MUNDOS DE MÁS ARRIBA Y DE MÁS ABAJO. EL INDIVIDUO QUE PRETENDIÓ QUITARSE LA VIDA Y ESCRIBE ESTE LIBRO ERA DE ARRIBA; TIENE AÚN IMA SAPRA SACUDIÉNDOSE BAJO SU PECHO. ¿DE DÓNDE, DE QUÉ ES AHORA? YANAWIKU HINA TAKIYKAMUWAY ATISPAQA, ASLLATAPAS, CHIMBOTEMANTA. CHAYMANTAQA, IMAYMANATA, IMAYNAPAS, MUNASQAYKITA WILLANAKUSUN ¡YAW! YUNGA ATOQ. [COMO UN PATO CUÉNTEME DE CHIMBOTE, OYE, ZORRO YUNGA. CANTA SI PUEDES, INSTANTE. DESPUÉS HABLEMOS Y DIGAMOS COMO SEA PRECISO Y CUANTO SEA PRECISO].




José María Arguedas. El zorro de arriba y el zorro de abajo, 1971.


José María Arguedas. Fotografías de Chimbote, ca. 1966. Cortesía de Sybila Arredondo de Arguedas. Haz clic en las flechas para ver mas imágenes
José María Arguedas. Fotografías de Chimbote, ca. 1966. Cortesía de Sybila Arredondo de Arguedas. Haz clic en las flechas para ver mas imágenes
José María Arguedas. Fotografías de Chimbote, ca. 1966. Cortesía de Sybila Arredondo de Arguedas.
José María Arguedas. Fotografías de Chimbote, ca. 1966. Cortesía de Sybila Arredondo de Arguedas.
José María Arguedas. Fotografías de Chimbote, ca. 1966. Cortesía de Sybila Arredondo de Arguedas.
José María Arguedas. Fotografías de Chimbote, ca. 1966. Cortesía de Sybila Arredondo de Arguedas.
José María Arguedas. Fotografías de Chimbote, ca. 1966. Cortesía de Sybila Arredondo de Arguedas.
José María Arguedas. Fotografías de Chimbote, ca. 1966. Cortesía de Sybila Arredondo de Arguedas.
José María Arguedas. Fotografías de Chimbote, ca. 1966. Cortesía de Sybila Arredondo de Arguedas.
José María Arguedas. Fotografías de Chimbote, ca. 1966. Cortesía de Sybila Arredondo de Arguedas.
José María Arguedas. Fotografías de Chimbote, ca. 1966. Cortesía de Sybila Arredondo de Arguedas.
José María Arguedas. Fotografías de Chimbote, ca. 1966. Cortesía de Sybila Arredondo de Arguedas.
José María Arguedas. Fotografías de Chimbote, ca. 1966. Cortesía de Sybila Arredondo de Arguedas.
José María Arguedas. Fotografías de Chimbote, ca. 1966. Cortesía de Sybila Arredondo de Arguedas.
José María Arguedas. Fotografías de Chimbote, ca. 1966. Cortesía de Sybila Arredondo de Arguedas.
José María Arguedas. Fotografías de Chimbote, ca. 1966. Cortesía de Sybila Arredondo de Arguedas.
José María Arguedas. Fotografías de Chimbote, ca. 1966. Cortesía de Sybila Arredondo de Arguedas.
José María Arguedas. Fotografías de Chimbote, ca. 1966. Cortesía de Sybila Arredondo de Arguedas.
José María Arguedas. Fotografías de Chimbote, ca. 1966. Cortesía de Sybila Arredondo de Arguedas.
José María Arguedas. Fotografías de Chimbote, ca. 1966. Cortesía de Sybila Arredondo de Arguedas.
José María Arguedas. Fotografías de Chimbote, ca. 1966. Cortesía de Sybila Arredondo de Arguedas.
José María Arguedas. Fotografías de Chimbote, ca. 1966. Cortesía de Sybila Arredondo de Arguedas.
José María Arguedas. Fotografías de Chimbote, ca. 1966. Cortesía de Sybila Arredondo de Arguedas.
José María Arguedas. Fotografías de Chimbote, ca. 1966. Cortesía de Sybila Arredondo de Arguedas.
José María Arguedas. Fotografías de Chimbote, ca. 1966. Cortesía de Sybila Arredondo de Arguedas.
José María Arguedas. Fotografías de Chimbote, ca. 1966. Cortesía de Sybila Arredondo de Arguedas.
Y EL PERÚ, ¿QUÉ?

Esta aplicación nace del mural "Y el Perú, ¿qué?" realizado por el artista huancaíno Josué Sánchez.

Aquí encontrarás videos, audios y fragmentos literarios que dan cuenta de la historia y la diversidad cultural y natural de nuestro país.

INGRESAR
LOS HOMBRES SON COMO LOS RÍOS

A partir de la década del 60 se incorporan a nuestra literatura la voz testimonial o las visiones míticas y el vínculo con los territorios. Con ello se busca representar la pluralidad social y cultural y cuestionar la injusticia. Así, la literatura se abre a distintos lenguajes y formas de hablar. De esta forma se deja de pensar al Perú como una identidad única.

En la década del 70, Manuel Scorza publicó La guerra silenciosa. Esta obra, cargada de sarcasmo y misterio, está compuesta por cinco novelas y trata el proceso de recuperación de tierras desarrollado por las comunidades campesinas de los andes centrales entre 1950 y 1962.

Scorza visitó estas comunidades y conversó con las personas implicadas en esta lucha, quienes cobran un carácter legendario en estas novelas.

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La tres mitades de Ino Moxo (1981) narra el viaje por la Amazonía que hacen César Calvo, autor de la novela, y su primo para entrevistar a Ino Moxo, un sabio del pueblo Amahuaca. Ellos, influidos por las visiones y revelaciones del ayahuasca, observan la complejidad y belleza del mundo amazónico.

De la palabra tigre y la palabra baile puede nacer orquídeas, o acaso nazca veneno-de-tohé. De la noche preñada por un tibe, esa casi gaviota de los ríos nuestros, nace la palabra relámpago, que es melliza de la palabra que en amawaka dice silencio-después-de-la-lluvia. Porque en amawaka no hay un solo silencio, así, como en tu idioma, en general, callado, que nada dice, sino muchos silencios distintos, lo mismo que en la selva, lo mismo que en nuestro mundo visible, y también tantos silencios como existen en los mundos que no se ven con los ojos del cuerpo material... Tienen, pues, descendencia, las palabras...

Otorongo negro, 1981.
Serigrafías de Francisco Mariotti para el libro Las tres mitades de Ino Moxo y otros brujos de la Amazonía de César Calvo. Archivo: Francisco Mariotti.

El maestro Ino Moxo me enseñó mucho más –me dice Raúl Vásquez, el Juglar de la Selva–. Yo era muy niño cuando lo conocí y sin embargo me acuerdo como ayer. Él me reveló canciones mágicas que unos llaman icaros y otros bubinzanas. Y algo más precioso: me enseñó a recoger las músicas que viven en el aire, a repetirlas sin mover los labios, a cantar en silencio, “con la memoria del corazón”, como él mismo decía...

Cicatrices y tatuajes, 1981.
Serigrafías de Francisco Mariotti para el libro Las tres mitades de Ino Moxo y otros brujos de la Amazonía de César Calvo. Archivo: Francisco Mariotti.

Lo primero que vio Narowé al desprenderse de la nada fue a Kaametza, fue todo, el sol, mirándolo. Pero eso pasó dentro de su ánima, detrás de su primera sensación, detrás de su primer conocimiento, bajo su corazón. Porque afuera, alrededor de la playa de ceniza donde ambos se encontraban, encima de los bosques y el cielo de ceniza, todo el mundo era sombra.

Los goces que ellas conciben, 1981.
Serigrafías de Francisco Mariotti para el libro Las tres mitades de Ino Moxo y otros brujos de la Amazonía de César Calvo. Archivo: Francisco Mariotti.

Y también lo que uno ha escuchado antes, todo eso suena, en los recuerdos que uno ha escuchado a lo largo de la vida, bailes y pífanos y promesas y mentiras y miedos y confesiones y alaridos de guerra y gemidos de amor. Voces de agonizantes que uno ha sido o que ha escuchado solamente. Historias ciertas, historias de mañana. Porque todo lo que uno va a escuchar, todo eso suena, anticipado, en medio de la noche de la selva, en la selva que suena en medio de la noche. La memoria es más, es mucho más, ¿lo sabes? La memoria verídica conserva también lo que está por venir. Y hasta lo que nunca llegará, eso también conserva. Imagínate. Nada más imagínate. ¿Quién va a poder oírlo todo, dime tú? ¿Quién va a poder oírlo todo, de una vez, y creerlo...?

Qoylluriti, 1981.
Serigrafías de Francisco Mariotti para el libro Las tres mitades de Ino Moxo y otros brujos de la Amazonía de César Calvo. Archivo: Francisco Mariotti.

El río es un poemario escrito por Javier Heraud. Con este libro ganó, junto a César Calvo, el Premio Poeta Joven del Perú en 1960. La obra de Javier Heraud significa la valoración de la vida, el amor, la naturaleza y las luchas sociales. Sus ideales de justicia lo llevaron a participar en grupos políticos y guerrillas en América Latina. En este contexto perdió la vida en la selva de Madre de Dios. En su homenaje se han compuesto varias antologías, canciones, libros.

ESO YA NO
ERA VIDA

El conflicto armado interno (1980-2000) significó la pérdida, la desaparición y el desplazamiento forzoso de miles de personas hacia las ciudades. Estos hechos generaron fracturas en nuestra sociedad. Por ello, nuestra literatura propone preguntas desde diferentes perspectivas: ¿Por qué sucedió? ¿Cómo lo vivimos?¿Qué significa olvidar y qué recordar? Además, los personajes literarios se debaten entre dilemas políticos y sentimientos como la búsqueda y la incertidumbre, el olvido y el recuerdo, la supervivencia y la muerte, el miedo y el coraje, la solidaridad y la indiferencia.

LLAQTA MAQTA SIGNIFICA “JOVEN DEL PUEBLO”. ES UN GÉNERO MUSICAL TRADICIONAL, PROPIO DEL DISTRITO DE CHUNGUI. SE CANTA SOBRE TODO DE NOCHE, CON GRAN VIGOR Y ENTUSIASMO, POR JÓVENES DE AMBOS SEXOS, DURANTE LA PREPARACIÓN DEL CHUÑO. SEGÚN LOS COMUNEROS, EL LLAQTA MAQTA PERMITE A MUCHACHOS Y MUCHACHAS CONOCERSE MIENTRAS CANTAN Y BAILAN, ENAMORARSE Y CASARSE. PERO EL LLAQTA MAQTA TAMBIÉN ALEGRA A TODOS EN FESTIVIDADES TALES COMO EL SAFA CASA, LOS BAUTISMOS, LAS FIESTAS PATRONALES Y LOS CUMPLEAÑOS. TOCANDO LA BANDURRIA, LOS COMUNEROS CANTAN Y BAILAN DESDE SIEMPRE. LAS FUERZAS SUBVERSIVAS Y CONTRASUBVERSIVAS PERSIGUIERON Y ASESINARON A MUCHOS POBLADORES, PERO EN LA ACTUALIDAD EL CHUNGUINO SIGUE CANTANDO Y BAILANDO SU LLAQTA MAQTA, QUE ES CONSIDERADO COMO EL HIMNO DE SU PUEBLO.
Edilberto Jiménez. Chungui. Violencia y trazos de memoria, 2005
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En los cuentos que conforman su libro El cazador, Pilar Dughi reflexiona sobre los rezagos que la violencia política dejó en la salud mental de las personas, en especial en niños, niñas y mujeres. Así mismo, existen otros medios artísticos donde se representa el escenario de violencia política experimentado por la niñez y la adolescencia. Este es el caso de la historieta Luchín González y el cortometraje Una pequeña mirada.



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Una pequeña mirada 1992. Realización: Danny Gavidia. Textos: José Watanabe. Voz y música: Deborah Correa. Archivo Chaski.
—WAYRA, ¿QUÉ HACES ACÁ? ¿CÓMO ME HAS RECONOCIDO? BAJO EL BLANCO RESPLANDOR DE LA LUNA, OBSERVÉ MIS ROPAS DESARRAGADAS POR LAS ZARZAS DE LOS MONTES, POR LOS RISCOS, LUEGO DE AVANZAR PENOSAMENTE POR FEAS LADERAS Y ENCAÑADAS-
—TE ESPERABA, ROSA. SABÍA QUE VENDRÍAS.
—¿TE LO DIJO ALGUIEN?
—LIBORIO, TU HIJO.
—¿LIBORIO?

MI CORAZÓN SALTÓ ALBOROZADO.

—DÍMELO —DIJE ABRAZANDO NUEVAMENTE AL PERRITO, ACARICIANDO SU PELO CRESPO, LANOSO—. ¿DÓNDE?, ¿DÓNDE VISTE A MI HIJO?
—CÁLMATE —ME RESPONDIÓ LAMIENDO MI MANO—, POR AHORA NO LO VERÁS TODAVÍA. ÉL ESTÁ ARRIBA, EN EL CIELO, ALLÍ DONDE ESTÁN GUIÑANDO LAS ESTRELLAS.
—¡EN EL JANAQ PACHA! —DIJE ALEGROSA, DOBLANDO MIS MANOS —. ¡GRACIAS, DIOS MÍO! —ME ARRODILLÉ—,
GRACIAS POR TENERLO EN TU GLORIA INFINITA.
Y ME ENCOMENDÉ AL DIOS WARI WIRACOCHA NUESTRO CREADOR.

Rosa Cuchillo, 1997.

En 2001, la novela Rosa Cuchillo (1997), de Óscar Colchado, fue llevada al teatro por Ana Correa, actriz y cofundadora del Grupo Cultural Yuyachkani. Rosa Cuchillo es una madre que busca a su hijo desaparecido a causa de la violencia política. En su caminar recuerda su vida y transita por los distintos mundos de la visión andina para encontrar respuestas: el Uqhu Pacha, Hanaq Pacha y Kay Pacha.

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Fotografía: Katherine Nigh. 2002. Cortesía de Centro de Documentación y Archivo. Grupo Cultural Yuyachkani.
Fotografía: Katherine Nigh. 2002. Cortesía de Centro de Documentación y Archivo. Grupo Cultural Yuyachkani.
Fotografía: Katherine Nigh. 2002. Cortesía de Centro de Documentación y Archivo. Grupo Cultural Yuyachkani.
Fotografía: Fidel Melquiades. Ayacucho. Cortesía de Centro de Documentación y Archivo. Grupo Cultural Yuyachkani.
Fotografía: Fidel Melquiades. Ayacucho. Cortesía de Centro de Documentación y Archivo. Grupo Cultural Yuyachkani.
Fotografía: Fidel Melquiades. Ayacucho. Cortesía de Centro de Documentación y Archivo. Grupo Cultural Yuyachkani.
Fotografía: Fidel Melquiades. Ayacucho. Cortesía de Centro de Documentación y Archivo. Grupo Cultural Yuyachkani.
Fotografía: Fidel Melquiades. Ayacucho. Cortesía de Centro de Documentación y Archivo. Grupo Cultural Yuyachkani.
Fotografía: Fidel Melquiades. Ayacucho. Cortesía de Centro de Documentación y Archivo. Grupo Cultural Yuyachkani.
RICARDO PALMA

Preludio obligado
Lector, aquí me tienes por quinta vez en liza, de históricos recuerdos te mando otro centón:
huyendo de un presente que el genio esteriliza, mi templo es el pasado, mi altar la tradición.

De incásica huaca yo sé los secretos;
alcoba cerrada nunca hay para mí;
yo entiendo de magia, yo sé de amuletos,

yo soy taumaturgo, yo soy zahorí.

Ricardo Palma, Tradiciones peruanas, 1879.

CLORINDA MATTO DE TURNER

Hoy mismo hablaré con el gobernador y con el cura, y tal vez mañana quedarás contenta prometió la esposa de don Fernando, y agregó como despidiendo a Marcela–: Anda ahora a cuidar de tus hijas, y cuando vuelva Juan tranquilízalo, cuéntale que has hablado conmigo, y dile que venga a verme.

Clorinda Matto de Turner. Aves sin nido, 1889.

MANUEL GONZÁLES PRADA

Hablo, señores, de la libertad para todos, y principalmente para los más desvalidos. No forman el verdadero Perú las agrupaciones de criollos y extranjeros que habitan la faja de tierra situada entre el Pacífico y los Andes; la nación está formada por las muchedumbres de indios diseminados en la banda oriental de la cordillera.

Manuel González Prada, Discurso en el Politeama, 1889.

JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI

El indio no representa únicamente un tipo, un tema, un motivo, un personaje. Representa un pueblo, una raza, una tradición, un espíritu. No es posible, pues, valorarlo y considerarlo, desde puntos de vista exclusivamente literarios, como un color o un aspecto nacional, colocándolo en el mismo plano que otros elementos étnicos del Perú.

José Carlos Mariátegui, 7 ensayos de interpretaciones de la realidad peruana, 1928.

En una de las paredes del cementerio, un jueves, la noche parió al Cerco.
[...] En el borde de la carretera, el Cerco se detuvo, meditó una hora y se dividió en dos. El camino a Huánuco comenzó a correr entre dos alambrados. El Cerco reptó tres kilómetros y enfiló hacia las oscuras tierras de Cafepampa. Aquí hay algo malo, pensé. Despreciando la granizada, corrí a avisar a don Marcelino Gora. –Serán ingenieros, Fortunato.
–¿Cuándo los caminos tuvieron cerco? Un cerco es un cerco; un cerco significa un dueño, don Marcelino.

Redoble por Rancas. Balada 1. Lo que sucedió antes que el Coronel Marruecos fundara el segundo cementerio de Chinche, 1970.

Cuando Garabombo salió de la prisión encontró a Pasco embalsamado por el terror... En la prisión había comprendido la verdadera naturaleza de su enfermedad. No lo veían porque no lo querían ver. Era invisible como invisibles eran todos los reclamos, los abusos y las quejas. En el Frontón –esa isla infausta donde han blanqueado los cabellos de generaciones de rebeldes–comprendió la verídica causa de su mal.

Historia de Garabombo, el Invisible. Balada 2, 1972.

¿Quién ordenó que mi edad se detuviera? ¡Qué importa! El hecho es que estoy parado sobre el suelo de todas las generaciones, detrás de esta queja. El maíz, los hombres, los ríos, las edades, brotan, crecen, se exaltan, mueren, desaparecen. Lo único que permanece es nuestra queja. Ciertas noches pienso: ¿seré yo el único forzado a proseguir con los ojos abiertos?... ¿Alguien habrá dispuesto que exista una raza de hombres despiertos, condenados a recordar, a no dormir mientras no se absuelva nuestra queja? Quizá, pues, no descansaremos jamás.

El Jinete insomne, 1977.

Wífala, wífala! –gritó.
El humo de la danza lo envolvió. Ya no se le veía. Su poncho era un torbellino de colores vertiginosos. Sin dejar de bailar descendió la loma. Como candela pasó chamuscando los eucaliptos. Yo lo vi. Cuidado que su calor no me alcanzara, lo seguí de lejos. Sin piedad por los maizales que devastaba a su paso, sin atender al terror del caballaje que se revolvía piafando en los corrales, ¡wífala, wífala!, siguió bajando. Se acercó al pueblo. Los López se percataron entonces que el pasto de su chacra ardía. Quemó la estancia de Polidoro Quinto ¡Wífala! Calcinó el gigantesco pisonay del patio de los Requis. ¡Wífala! Evaporó el agua de la acequia que corre por Altomachay. ¡Wífala! Chamuscó la fachada de la Municipalidad. Las llamaradas refilaron la torre de la iglesia: todavía puede verse ennegrecida... ¡Entonces vimos! ¡Toda la quebrada estaba ardiendo! ¡Un zigzag de colores avanzaba incendiando el mundo!

Cantar de Agapito Robles, 1977.

Esa noche de agosto, a los 39 años de su edad, el ganadero de Tusi, Remigio Villena, comprobó que doña Añada, la ciega de Yanacocha, se había confundido. En la desesperación de su ceguera, creyendo tejer el pasado había tejido el porvenir. No pudiendo avanzar bajo la luz, por el Mundo de Afuera, la ciega había viajado por el Mundo de Adentro. Y en alguna andanza, llegada a alguna encrucijada, doña Añada se había extraviado. Y, sin saberlo, había recordado lo que todavía no había sucedido. Esto amedrentaba a Remigio Villena. ¡La ciega de Yanacocha no había tejido el pasado sino el futuro!

La tumba del relámpago, 1979.

Enrique Polanco. Entre árboles y pájaros, 2012. Fotografía intervenida de Javier Heraud.

Durante las horas siguientes apenas durmió, esperando que clareara el día. Sabía que de todas maneras podría morir, si no en la huida, tal vez cuando se entregase a la base militar. Quizás lo golpearían y torturarían. Pero, si se quedaba, también moriría tarde o temprano. Desde que la idea de escapar había sido mencionada por su padre, Darwin había experimentado una sensación extraña de vergüenza y temor pero luego, poco a poco, había terminado por aceptar que era un traidor. Ya había traicionado al partido con sólo desear huir. Pensaba en Shoreni y todavía la rabia lo invadía. Recordaba que los hombres se equivocaban y juzgaba que los mandos estaban en un camino incorrecto. Ya no sabía exactamente qué era lo correcto o lo incorrecto.

“El cazador”, en Ave de la noche, 1996.

Juan Acevedo. Luchín González. Lima, Tarea Gráfica y CEAPAZ, 1988.
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“Rasu-Ñiti” era hijo de un Wamani, grande, de una montaña con nieve eterna. Él a esa hora le había enviado su “espíritu”: un cóndor gris cuya espalda blanca estaba vibrando.

La agonía de Rasu-Ñiti, 1962.

La agonía del danzante de tijeras. Intérprete: Máximo Damián. Archivo Máximo Damián.

El canto del zumbayllu se internaba en el oído, avivaba en la memoria la imagen de los ríos, de los árboles negros que cuelgan en las paredes de los abismos.

Los ríos profundos, 1958.

“Carnaval de Tambobamba”. Intérprete: José María Arguedas. Disco Arguedas canta y habla. Edición especial, Lima, Escuela Nacional Superior de Folklore José María Arguedas, 2018.

—¿Acaso? En la costa también, el agua se agarran los principales nomás, el último ya riegan, junto con los que tienen dos, tres chacritas; como de caridad le dan un poquito, y sus terrenos están con sed de año en año.

Agua, 1935.

“La trilla de alverjas”. Intérprete: José María Arguedas. Disco Arguedas canta y habla, Lima, Escuela Nacional Superior de Folklore José María Arguedas, 2018.

–Rendón: ya no eres un común, un indio de ordinario. Pero sigues indio. Dios habrá dispuesto, cómo y para qué. Sabes mucho, entiendes, tienes pensamiento. ¿Adónde llegarás? No al mal, Rendón Willka. ¡Lo sé! Hablas como indio, aunque con tanto entendimiento que ligas a mi potro con la luz de afuera y sabes lo que es patrón. [...] ¡Que Dios no te abandone! Cuida a mis criaturas. Tú sabes cómo. Son tus hermanos.

Todas las sangres, 1964.

Disco ¿He vivido en vano? Mesa redonda sobre Todas las sangres 23 de junio de 1965, Lima, 2000.

¿Imamantam ruwaqa ñutquy? ¿Imamantapunim ruwasqa sunquypa waqaq aychan, taytallay ducturkuna? Mayukunam qaparichkan, mana chay ducturkunapa aypanan manchay uku, manchay qori tuta, qollqituta qaqakunapa chaupinpi; chay qori qollqi tuta rumimantam ñutquy, umay, diduypas.

Huk Doctorkunaman qayay, 1966.

“Carnaval de Querobamba”. Intérprete: José María Arguedas. Disco Arguedas canta y habla, Lima, Escuela Nacional Superior de Folklore José María Arguedas, 2018.

Amanecí vestido, agarrado a los barrotes. Los maleantes no cantaron. La noche era interminable. Sólo el ruido de los carros que pasaban por la Avenida Bolivia me causaba alivio, me transmitía la imagen de la ciudad, su movimiento, su pulso, la esperanza de la libertad. Lo oía todo. Un emolientero pasó empujando su carretilla hacia la Avenida Alfonso Ugarte. Ya lejos silbó una canción de moda.

El sexto, 1961.